En un intento por comprender mejor las dificultades que enfrentan las personas de bajos ingresos al buscar tratamientos de fertilidad, un estudio desarrollado en Nueva York arroja luz sobre las barreras económicas, lingüísticas, y de educación médica que impactan mayormente a estas comunidades.
La investigación se realizó en una clínica de especialistas en endocrinología reproductiva (REI) asociada a un hospital de enseñanza de la región, abarcando el período de septiembre del 2020 a enero del 2022. Los datos recopilados ofrecen una amplia perspectiva sobre quiénes son los pacientes que acuden a la clínica y sus travesías en el proceso inicial de la evaluación de fertilidad.
Los individuos que participaron en el estudio tienen un promedio de edad de 35.2 años, la mayoría estaba asegurada por Medicaid y poseía algún grado de barrera lingüística, con una significativa proporción hablando español e inglés. La distribución racial de los pacientes fue diversa, incluyendo un alto porcentaje de personas de categorías étnicas consideradas minoritarias en los Estados Unidos.
Una de las observaciones centrales del estudio indica que aunque la mayoría de los pacientes lograron completar análisis de laboratorio requeridos, una porción menor finalizó estudios de imagen como la histerosalpingografía (HSG), y solo un pequeño grupo de las parejas varones realizaron el análisis de semen (SA). Esto resalta la posibilidad de que las dificultades para acceder a procedimientos y evaluaciones más complejas pueden estar afectando de manera desproporcionada a poblaciones vulnerables.
La investigación también señala que, independientemente de factores como la edad, el tipo de seguro médico, el idioma hablado en el hogar, la raza y la etnia, existe una diferencia sustancial en la capacidad de completar la evaluación inicial de infertilidad. Este hallazgo sugiere que hay diferencias estructurales que requieren ser abordadas para garantizar un acceso equitativo.
Este estudio tiene implicaciones importantes para las clínicas de estudio de fertilidad y el sistema de asistencia sanitaria en su conjunto. Destaca la necesidad de investigar más profundamente en qué medida las características socioeconómicas y factores sistémicos limitan el acceso a la atención de la fertilidad, y cómo se pueden mitigar estas barreras para mejorar el servicio en las comunidades desatendidas.