El desafío del Movimiento de Parto Natural y sus Efectos en la Percepción Materna
La perspectiva del parto natural ha sido engrandecida en diversos ámbitos sociales, promoviendo la idea de que las intervenciones médicas, como la cesárea, se traducen en un fracaso para la mujer. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, un índice de cesáreas alrededor del 10% es ideal, reconociendo que tales procedimientos son imprescindibles en ciertas situaciones. A pesar de esto, el Movimiento de Parto Natural fomenta una visión romántica y ancestral del parto, que no solo cuestiona a la medicina moderna sino también crea sentimientos de culpa en las mujeres que no siguen estos parámetros.
Dentro de este contexto, los movimientos en pro del parto sin asistencia médica eluden con frecuencia los riesgos que ello conlleva, olvidando que la naturaleza no siempre es benévola; el parto natural puede acarrear complicaciones severas y antes de los avances médicos, eran comunes la mortandad materna y las complicaciones críticas. Las innovaciones del siglo XX han disminuido de manera formidable la tasa de mortalidad materna en América en casi un 99%.
Con raíces en creencias retrógradas y reaccionarias, el Movimiento de Parto Natural presenta una narrativa que, si bien critica la medicina convencional y sus fallas, acaba instilando un nuevo tipo de conformismo. Personalidades como Grantly Dick-Read, figura clave del movimiento, mezclaba sus teorías con creencias eugenésicas y clasistas. Asimismo, organizaciones como La Leche League surgieron bajo principios conservadores de roles de género, y la teoría del "attachment parenting" de William Sears también se enraizaba en dogmas religiosos y sumisión femenina. Aunque estos principios han sido secularizados, aún promueven la trascendencia espiritual a través del sacrificio femenino.
Por otro lado, la ciencia no siempre respalda las prácticas recomendadas por este movimiento. El amamantamiento, por ejemplo, aunque beneficioso, no provee todos los prodigios que sus evangelistas promocionan. Los beneficios de la lactancia, tales como la inteligencia incrementada o menores tasas de obesidad, tienden a disminuir significativamente una vez que los estudios se ajustan por clase social y otros factores maternos. Además, pese al énfasis en la crianza natural, existe evidencia de que la felicidad maternal es un factor crucial para el bienestar infantil, una variable en la que el Movimiento de Parto Natural no pareciera enfocarse.
Ante esta ideología, las mujeres encuentran dificultades para eludir las presiones sociales que este movimiento impone. La expectativa de un parto y crianza "ideales" puede conducir a experiencias negativas en el posparto, como depresión, culpa y aislamiento. Es menester entonces cuestionar hasta qué punto el Movimiento de Parto Natural vela genuinamente por el bienestar de las familias, o si sus prácticas ideológicas, en realidad, coartan la capacidad de elección y bienestar materno.
En esta crítica reflexiva, las madres deben reconocer su autonomía y derecho a decidir sobre su cuerpo y la manera de dar a luz, siendo primordiales la información objetiva y el respaldo científico. La comprensión y apoyo médico durante el parto y la crianza no deberían ser vistos como antinaturales, sino como un complemento que fortalece las opciones disponibles para las mujeres modernas y sus familias.
Aquellos que buscan opciones para un parto respetado, pueden considerar la asistencia profesional de clínicas especializadas que ofrecen un abordaje integral en la salud materno-infantil y que se basan en la evidencia médica para asegurar los mejores resultados para la madre y el bebé.