¿Por qué las embarazadas tienen más riesgo de sufrir infecciones vaginales?
Como ya se comentaba anteriormente, las mujeres y adolescentes fértiles acuden de forma muy frecuente a su ginecólogo/a para tratarse por infecciones vaginales y de orina. De hecho, un 80 por ciento de mujeres de entre 16/45 años se tratan por estas dolencias. En el caso de las mujeres embarazadas, los cambios anatómicos y funcionales del organismo que suceden durante esta etapa son un gran ingrediente para la aparición de estas dolencias. Las más frecuentes son las siguientes:- El sistema urinario experimenta una serie de cambios, tanto de tamaño como funcionales, que implican un aumento del flujo sanguíneo, un cambio de posición y un incremento de la actividad.
- La mujer no puede vaciar con tanta facilidad su vejiga y sus uréteres debido al tamaño de su útero y al cambio de posición de la misma vejiga. Esto favorece el origen de bacterias, provocando las consecuentes infecciones.
- El pH de la orina varía, volviéndose más alcalino. Además, el organismo elimina más proteínas con ella, favoreciendo la aparición de bacterias.
¿Qué infecciones vaginales sufre una embarazada?
Las infecciones vaginales que puede sufrir una mujer embarazada no distan mucho de las de cualquier otra paciente. No obstante, sí que hay algunas dolencias que son más frecuentes entre las pacientes gestantes. Las infecciones vaginales más frecuentes en una embarazada son las siguientes:- Cistitis: infección de orina clásica. La sintomatología más frecuente es un aumento de las ganas de orinar, dolores y molestias al hacerlo, dolores en el bajo vientre e incluso un poco de fiebre en los casos más agudos.
- Pielonefritis: esta infección renal puede provocar complicaciones durante el embarazo, sobre todo septicemia materna. Es decir, infección generalizada en la mujer. Normalmente esta dolencia es muy aguda y va acompañada de síntomas como fiebre, náuseas, escalofríos y vómitos.
- Bacteriuria asintomática: esta dolencia suele ser muy aguda, pues en ella, la mujer presenta 100.000 bacterias por mililitro de orina. Es frecuente que no dé síntomas, desembocando en una cistitis sintomática o una pielonefritis en el 50% de los casos. En el embarazo, esta dolencia puede provocar aborto, parto prematuro, un menor crecimiento intrauterino, anemia, eclampsia e infección del líquido amniótico.
- Candidiasis: presenta picor y flujo vaginal anormal, similar a un yogur.
¿Qué riesgos tiene una embarazada que sufre una infección vaginal?
Las infecciones de orina y vaginales durante el embarazo pueden comportar riesgos no solo a la madre, también al feto. Todo depende del grado de la dolencia y del tratamiento al que deba someterse la mujer en cada caso. Lo más habitual es que el médico recete a la embarazada un antibiótico específico para estas dolencias. Es decir, lo mismo que haría con cualquier otra mujer, pero en el caso de la gestante, se lo recetará para menos días. A partir de aquí, la paciente será revisada y controlada con mayor frecuencia. De esta manera, se podrán prever más dolencias o tratar las ya existentes con mayor brevedad. El mayor problema aparecerá si la mujer contrae una infección de riñones o una bacteriuria asintomática. En estos casos, lo más frecuente es que la paciente requiera el ingreso con un control y un tratamiento de feto más exhaustivos.Estoy embarazada y tengo infección vaginal, ¿qué hago?
Si una mujer está embarazada y sufre una infección vaginal o urinaria, debe, en primer lugar, acudir a su ginecólogo o médico de cabecera para empezar con el tratamiento cuanto antes. A partir de aquí e incluso como prevención, la paciente deberá seguir las siguientes pautas:- Beber mucha agua durante el día (ocho vasos de agua de 250ml, por lo menos).
- No retener la orina durante mucho tiempo e ir al baño en cuanto se tengan ganas.
- Evitar los productos de higiene femenina pues alteran el pH natural de la piel y de la vagina.
- Evitar las duchas vaginales, es decir, dirigir la alcachofa de la ducha directamente al interior de la vagina. Esto hace que la flora vaginal se desequilibre.
- Beber zumo de arándanos o tomar cápsulas de arándano concentrado.