Investigadores de la Universidad de Nagoya, Japón, han descubierto que el fumarato de dimetilo (DMF), fármaco aprobado actualmente para el tratamiento de la esclerosis múltiple, podría desempeñar un papel clave en la mejora de la función cognitiva y en la reducción de la neuroinflamación asociada a la enfermedad de Alzheimer en modelos murinos.
El estudio se centró en los efectos del DMF sobre la vía del factor nuclear eritroide 2 relacionado (Nrf2), conocido por su papel en la atenuación de la inflamación en enfermedades neurodegenerativas. Los resultados obtenidos han proporcionado nuevos indicios sobre los mecanismos moleculares subyacentes y han abierto la puerta a posibles estrategias terapéuticas utilizando este compuesto.
Se realizó un tratamiento crónico oral con DMF en ratones que llevan mutaciones del gen APP asociadas a la enfermedad de Alzheimer, observándose una atenuación significativa de la neuroinflamación, particularmente en astrocitos, y una reversión del deterioro cognitivo. Asimismo, se constató que el DMF inhibió la expresión de citoquinas proinflamatorias y de receptores de componentes del complemento tanto en microglia como en astrocitos aislados de los ratones.
El profesor Koji Yamanaka y su equipo en la Universidad de Nagoya han liderado la investigación. La experiencia previa del Dr. Yamanaka en enfermedades neurodegenerativas y la aplicación de enfoques innovadores en medicina experimental han sido fundamentales para el avance del estudio.
El análisis de los datos sugiere que el DMF puede reprimir fenotipos proinflamatorios de manera específica en astrocitos y puede influir positivamente en la comunicación entre astroglia y microglia, lo que representa un importante paso adelante en la comprensión de la enfermedad.
Los hallazgos no solo destacan el potencial terapéutico del DMF sino que también apoyan la hipótesis de que la neuroinflamación es una diana viable para el tratamiento del Alzheimer. Esto es particularmente relevante, ya que actualmente no hay cura para esta enfermedad neurodegenerativa y las opciones de tratamiento existentes solo pueden aliviar algunos síntomas.
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La comunidad científica ha acogido con interés estos resultados, que pueden contribuir significativamente en la lucha contra el Alzheimer. Los investigadores señalan que, aunque los resultados son prometedores, es necesario validarlos con estudios adicionales que aborden la eficacia del DMF en modelos de Alzheimer más complejos y en ensayos clínicos con humanos antes de considerar su aplicación en la práctica clínica.
El presente estudio demuestra una vez más la importancia de la investigación continua en el desarrollo de terapias innovadoras y subraya el potencial de reutilización de fármacos ya existentes para tratar enfermedades distintas a aquellas para las cuales fueron originalmente desarrollados.