A la hora de realizar una intervención de reproducción asistida, existen distintos criterios para llevar a cabo la clasificación de los embriones: el número de células del embrión, la división celular o la presencia de fragmentos citoplasmáticos entre otros. En la actualidad, la elección de los embriones que van a transferirse suele basarse en criterios puramente estéticos en los que se tienen en cuenta los parámetros que acabamos de citar. En la mayoría de las clínicas españolas se suele seguir la clasificación establecida por la Asociación para el Estudio de la Biología Reproductiva (ASEBIR). Una clasificación que viene definida por cuatro categorías.
- Categoría A: embriones de excelente calidad con capacidad de implantación óptima.
- Categoría B: embriones de buena calidad con alta capacidad de implantación.
- Categoría C: embriones de calidad media que cuentan con bajas probabilidades de implantación.
- Categoría D: embriones de mala calidad con pocas garantías de implantación.
No obstante, hay que tener en cuenta que esta clasificación se realiza el día de la transferencia. Los embriones son analizados cada día y la clasificación viene condicionada por el desarrollo a lo largo de ese periodo. Por este motivo, la evolución del embrión es otro de los criterios que se establecen a la hora de realizar la selección. Generalmente, la cantidad de células aumenta las posibilidades de implantación del embrión.
El problema es que esta clasificación de la calidad de los embriones tiene también sus limitaciones, ya que se basa solamente en criterios morfológicos. Es por ello que en la actualidad, los biólogos intentan buscar otros detalles que puedan establecerse como parámetros de clasificación y que contribuyan a incrementar las posibilidades de éxito como el aspecto de los ovocitos y de los pronúcleos en el momento de la fecundación, la velocidad a la que se dividen y la segmentación temprana, la capacidad de los embriones para llegar al estadio de blastocisto o el diagnóstico genético.
El diagnóstico genético parece ser actualmente el estudio más prometedor y los investigadores esperan que los próximos años se pueda transferir un embrión que garantice de forma sistemática el embarazo después de realizar un diagnóstico genético detallado. Mientras tanto, existen técnicas de laboratorio que intentan aumentar las garantías de éxito como el cultivo de blastocisto o el Embryoscope.