Cada vez son más las parejas que, ante la imposibilidad de conseguir un embarazo de manera natural, recurren a una clínica para iniciar un tratamiento de Fecundación in Vitro. Un tratamiento de reproducción asistida en el que el óvulo y el espermatozoide son unidos de manera artificial en el laboratorio, y una vez que el embrión está listo se transfiere al útero de la mujer.
Aunque es un tratamiento completamente seguro, debes saber que existen ciertos efectos secundarios o riesgos que puedes sufrir. En el caso de los efectos secundarios, los más comunes suelen ser los cólicos leves, la hinchazón, el estreñimiento o la sensibilidad en los senos. No obstante, hay otras más graves como el dolor pélvico, el sangrado vaginal abundante, la sangre en la orina o fiebre superior a los 38 grados. Es importante que ante el menor síntoma de alguno de ellos acudas al médico para asegurarte de que todo va bien.
Además, como en la mayor parte de los procedimientos médicos, existen riesgos potenciales. En el caso de la Fecundación in Vitro hay determinados medicamentos que pueden ocasionar cambios de humor, dolores de cabeza, dolor abdominal, distensión abdominal, sofocos y, en menor medida, síndrome de hiperestimulación ovárica. Entre los síntomas más severos se encuentran la disminución de la frecuencia urinaria, los vómitos o náuseas, la debilidad, la dificultad para respirar, los fuertes dolores de estómago o hinchazón o la ganancia de peso en los días posteriores.
Pero además, existen otros riesgos derivados de la estimulación que pueden ser más o menos graves. Por ejemplo, puede darse el caso de un embarazo múltiple, aunque para algunas parejas esto puede no ser un problema. En cambio, si son riesgos graves sufrir un aborto natural o un embarazo ectópico (cuando el embrión de implanta fuera del útero).