Es normal que, con el ritmo de vida tan agitado que llevamos hoy en día, muchas veces nos cueste encontrar tiempo para hacer una visita al ginecólogo. La cuestión es que es fundamental hacerlo periódicamente para detectar de manera precoz algunas anomalías que pueden pasar desapercibidas al no presentar ningún tipo de síntoma, como por ejemplo un cáncer de útero. Las sociedades científicas recomiendan que debe hacerse una revisión ginecológica cada 2 o 3 años.
Una de las pruebas más habituales que suelen hacerse de forma rutinaria en la consulta del ginecólogo es la citología cervical, que consiste en tomar una muestra de células para estudiarlas. Lo ideal es que la prueba se lleve a cabo al menos 3 o 4 días después de la última regla. Además, no es recomendable hacer lavados internos ni usar cremas o desodorantes vaginales que puedan alterar el pH de la zona. Y si has realizado un tratamiento tópico por infecciones u hongos, es mejor esperar al menos una semana.
También es recomendable evitar las relaciones sexuales con penetración tanto antes como durante la prueba, ya que podría producirse un pequeño sangrado que altere el análisis. Después de la prueba, dependerá de si has tenido molestias durante la misma o si notas que la zona está más sensible.
Para hacer la citología cervical, generalmente, se extraen células del cuello del útero, aunque en algunas clínicas se hace una triple toma para analizar el exterior y el interior del cuello uterino y la vagina. Algo que es especialmente recomendable para mujeres a las que se les ha extirpado el útero, sobre todo por alguna enfermedad maligna o premaligna, como el cáncer.
El objetivo de esta prueba es identificar cambios en las células que puedan estar alertando del desarrollo de un cáncer de útero o de lesiones precancerosas que puedan dar lugar a ello. Algunas de ellas son leves y desaparecen espontáneamente, por lo que únicamente requieren un seguimiento de control, pero otras pueden ser graves y deben ser tratadas rápidamente en la propia consulta mediante cirugía ambulatoria con anestesia local.
La mayor parte de los cáncer de útero se producen por el virus del papiloma humano, que es transmitido a través de relaciones sexuales. Normalmente, las técnicas de automatización actuales permiten reducir los índices de errores, pero las infecciones, la menstruación o las tomas defectuosas o escasas pueden dar lugar a falsos positivos.
Pero además, gracias a la citología, es posible detectar también infecciones menores causadas por trichomonas, hongos o bacterias. No obstante, para prevenir las infecciones de transmisión sexual es más aconsejable realizar un examen en fresco en la consulta, tests moleculares como la PCR o un cultivo vaginal.
Puede que sangres un poco durante la extracción, pero no es algo habitual. Solamente ocurre si la zona del cuello uterino se encuentra irritada, si se tienen pólipos cervicales o vasos sanguíneos congestionados o especialmente sensibles, si se causa algún rasguño o herida al tomar la muestra. En cualquier caso, lo normal es que el sangrado pare rápidamente.