El nacimiento de un hijo es un momento único y se recuerda toda la vida. Por eso el parto no debería vivirse como una experiencia traumática para la mamá, y, que deba realizarse mediante cesárea, no tendría que ser un motivo que impida poder disfrutar ese momento.
Humanizar la cesárea
La cesárea es una intervención quirúrgica que se practica en la madre mediante una incisión en la pared abdominal y uterina para poder dar a luz al bebé.
Hay que ser conscientes que durante el nacimiento se pueden producir complicaciones y a veces se pueden producir situaciones que comportan algunos riesgos. La cesárea humanizada suele realizarse en casos no urgentes o en cesáreas programadas en madres sanas, siempre que el bebé tampoco tenga ningún tipo de patología que se sepa. Así, se permite que, en el caso de que el parto se lleve a cabo por cesárea, este sea lo menos traumático posible tanto para la madre como para la familia.
Por ello, cada vez son más las clínicas y hospitales que ofrecen la posibilidad de escoger el parto mediante cesárea humanizada, hecho que es positivo para la mamá ya que puede estar acompañada por una persona de su confianza y aumenta la tranquilidad.
Ventajas de una cesárea humanizada
Cuando el parto se realiza mediante cesárea, muchas mujeres se sienten menos satisfechas con el nacimiento de su bebé. Posteriormente, suelen ser más propensas a padecer depresión posparto y una mayor dificultad para generar vínculos y conectar con el niño.
Por ello, el parto mediante cesárea humanizada o respetada es cada vez más aceptado, dejando a un lado la cesárea tradicional. La cesárea humanizada es recomendable ya que ha demostrado ser segura, y además proporciona beneficios fisiológicos tanto en la mamá como en el bebé recién nacido.
Estas son algunas de las ventajas que ofrece la cesárea humanizada:
Justo después del alumbramiento, el bebé es entregado a brazos de la madre. El contacto piel con piel ayuda al bebé a que se adapte mejor a la nueva atmósfera, favorece el establecimiento de vínculos afectivos con la madre y ayuda a regular el ritmo cardíaco y el llanto del bebé. Además, es positivo porque ayuda a que el inicio de la etapa de lactancia comience con mayor éxito.
Aumenta el bienestar de la madre al ver nacer a su hijo o hija porque se siente partícipe en el nacimiento. También es una experiencia única por poder abrazar al bebé por primera vez justo después de dar a luz.
Se permite la entrada de un acompañante al parto, sirviendo también como soporte emocional durante la cirugía.