Antes de iniciar un tratamiento de fecundación in vitro (FIV) es muy importante saber en qué consiste el proceso al que nos vamos a someter y ver si es el tratamiento más adecuado para nuestro caso.
Por ello, los médicos necesitan hacer unas pruebas para atender cada caso individualmente y conseguir que el tratamiento se lleve a cabo con éxito.
¿Qué es la fecundación in vitro?
La fecundación in vitro es una técnica de reproducción asistida. Este procedimiento consiste en la fecundación, en el laboratorio, del óvulo con el espermatozoide. Finalmente, el embrión resultante se transfiere al útero de la mujer para conseguir el embarazo.
¿Se necesitan pruebas antes de hacer una FIV?
Los médicos y biólogos normalmente necesitan conocer algunos datos de los pacientes porque cada tratamiento es singular. Las pruebas esenciales son:
1. Ecografía para confirmar que el útero y los ovarios están en perfectas condiciones para empezar este tratamiento.
2. Analítica hormonal y de enfermedades virales.
3. Prueba de catéter. Se introduce un catéter fino por el cuello del útero para ver cuál es el más adecuado a cada paciente. Con las ecografías se debe comprobar que quede justamente a un centímetro del fondo del útero para una correcta aplicación.
4. Control de semen.
Fases de la FIV
Las fases de la FIV son, generalmente, cuatro.
1. Estimulación ovárica
En esta fase se provoca una ovulación múltiple con la ayuda de medicaciones hormonales.
2. Punción folicular
En dicha fase se extraen los óvulos que han madurado durante el proceso de estimulación ovárica.
3. Fecundación en laboratorio
Una vez se ha obtenido la muestra de semen del hombre, se procede a facilitar la fecundación entre los óvulos y los espermatozoides que se hayan procesado.
4. Transferencia al útero
El embrión o embriones que resultan de la fecundación in vitro se transfieren al útero de la paciente para proseguir con el embarazo.
¿Qué pasa después de la FIV?
Durante el primer día después de la inseminación en el laboratorio, se lleva a cabo un proceso de observación para ver si se ha producido correctamente la fecundación.
Durante el segundo día y tercer día se observan los embriones y se consideran los que son idóneos.
Y finalmente, se transfiere el embrión de mejor calidad al útero de la mujer para que se realice su implantación y pueda desarrollarse con éxito. La transferencia se suele hacer en el quinto día, cuando el embrión llega a convertirse en blastocisto.