1. Estimulación y control de los ovarios:
Para que los óvulos estén en su momento más fértil durante la inyección, son estimulados con hormonas durante un periodo de tiempo que pueda varias de 2 a las 4 semanas. También se lleva a cabo un seguimiento con el cual se consigue el control de los niveles hormonales y gracias ello, se determina el número y tamaño de los folículos para asignar el día más correcto para la extracción de los mismos.
2. Extracción de los óvulos y fecundación in vitro:
Mediante la punción y aspiración de los óvulos, se extraen los folículos, proceso durante el cual se aplica una sedación al paciente. Una vez transcurrido este proceso, se mantienen unas horas en cultivo, hasta que se prepara la muestra de espermas móviles. Después, la caspa que rodea al óvulo es retirada, y a través de una inyección, se introduce un espermatozoide en cada óvulo.
3. Transferencia:
Transcurridas 24 horas, se hace comprobación de los óvulos que han sido fecundados, y, transcurridos de entre dos a cuatro días posteriores, estos se convierten en preembriones listos para ser introducidos al útero. Después, se hace una selección de los embriones que mejores características presentan, siendo el número más habitual de 2 y teniendo en cuanta que la legislación vigente permite hasta 3.
4. Criopreservación:
Los embriones que presentan las características adecuadas, pero que nos son utilizados en el primer proceso, son congelados con nitrógeno líquido, este proceso es conocido como vitrificación. Una vez congelados y adecuadamente identificados, son almacenados en un banco de embriones con el fin de poder a volver a realizar el proceso si al primer intento no da resultado. Como es de suponer, si se tuviera que realizar un segundo intento, no sería necesario repetir el proceso de extracción y estimulación de óvulos.